El movimiento
EL MOVIMIENTO
La habilidad para desplazarse con eficacia es importante para conservar energías, seguridad y ahorro de tiempo.
El inicio de la marcha será progresivo. A lo largo de ella, el ritmo debe ser sostenido, adecuándolo al individuo más lento. Los altos deben ser breves, sobre todo con bajas temperaturas, con objeto de que los hombres no lleguen a enfriarse. Al sortear obstáculos se reducirá la velocidad para evitar que pueda quedar rezagado algún miembro de la Unidad. Durante la marcha es preferible hacer pequeñas comidas que no una grande.
Las ropas no deben llevarse ajustadas; las prendas amplias permiten la circulación del aire, la evaporación del sudor y la conservación del calor del cuerpo; además, facilitan la libertad de movimientos. Es preferible comenzar la marcha abrigados, aprovechando los pequeños altos para quitarse la ropa a medida que se tenga calor.
Para mantener la dirección de marcha se emplearán referencias lejanas.
En determinados casos, bosques muy frondosos, zonas desérticas o nevadas, etc., debe prestarse especial atención al jalonamiento de itinerarios, valorando los inconvenientes de carácter táctico que ello supone.
Si el viento es constante en una misma dirección, el que nos dé en un mismo lado es garantía del mantenimiento de ésta.
En los bosques espesos se comprobará constantemente el rumbo, trepando si es preciso a los árboles.
En zonas pantanosas se utilizarán las sendas de los animales, cuando éstas sigan el itinerario previsto.
En caso de naufragio se observarán los movimientos de las aves, basuras flotantes, nubes ancladas a nivel del mar, olores, sonidos, etc.
De noche se puede tomar como referencia cualquier estrella, siempre que no se haga durante más de diez minutos.